Fallos de implantación, ¿qué debemos hacer?
La implantación es la adhesión del embrión a la pared del útero materno durante el
periodo de la ventana de implantación, que tiene lugar 6 o 7 días después de la
fecundación, lo que da lugar a un embarazo.
El proceso de implantación se divide en dos periodos:
Periodo preimplantatorio: tiene lugar la preparación del endometrio, la división temprana del embrión y la aposición.
Periodo implantatorio: el embrión en estadio de blastocisto se fija al endometrio.

¿Qué es un fallo de implantación?
Se habla de fallo de implantación después de 3 ciclos de FIV con sus óvulos, o tras 2
ciclos de ovodonación, siempre que se hayan transferido embriones de buena calidad,
no haya habido problemas técnicos durante la transferencia embrionaria y no existan
problemas evidentes en el útero.
El fallo de implantación sigue siendo una cuestión compleja en la que trabajamos e
investigamos día tras día. Supone un gran reto tanto para los profesionales en
reproducción asistida como para los pacientes.
No es fácil enfrentarse a ello y asumir ese fallo tras un esfuerzo tanto físico, como
psíquico como económico.
Las causas más comunes son:
Causas embrionarias: El dato más importante a tener en cuenta ante un fallo de implantación en la calidad de los embriones, que no deben presentar dificultades a la hora de alcanzar el estadio de blastocisto. Cuando se ha producido más de un fallo de implantación debemos detenernos, identificar y analizar exhaustivamente las posibles causas que hayan podido llevarnos a ese fallo.
Causas uterinas: Factores que puedan condicionar a receptividad, como Infecciones crónicas asintomáticas del endometrio, pólipos o adherencias, anomalías en la ventana de implantación…
Causas sistémicas: alteraciones en los procesos de coagulación que puedan provocarabortos de repetición o trastornos en el sistema inmunológico que provoquen el rechazo de la implantación del embrión en el útero de la mujer.
¿Cómo identificamos las causas de un fallo de implantación?
A través de una serie de pruebas, y siempre de manera individualizada, podemos
determinar cuáles han sido las posibles causas.
Las más comunes son las siguientes:
Pruebas de coagulación: Aunque existe una amplia lista de problemas, la
mayoría se tratan con antiagregantes, heparina o la combinación de ambas.
Pruebas uterinas: Mediante la histeroscopia o ecografía 3D debemos descartar
problemas anatómico como miomas, malformaciones, pólipos, adherencias…,
También podemos estudiar la flora endometrial, ya que su alteración y una
posible inflamación crónica del endometrio podrían aumentar el riesgo de fallo
de implantación o aborto.
Pruebas inmunológicas: aunque es un área controvertida y en constante
evolución, La PNI (psiconeuroinmulogía) puede analizar las posibles causas que
puedan interferir en la implantación.
Estudio genético de los embriones: la alteración cromosómica de los embriones
es, sin duda, la gran causa de fallo de implantación y aborto. El diagnóstico
genético preimplantacional permite seleccionar a los embriones sanos en el
laboratorio. Esta técnica complementaria consiste en el análisis genético de
una célula extraída de un embrión sin que afecte a su desarrollo.
¿Qué soluciones existen ante fallos de implantación de repetición?
La donación de óvulos o la donación de semen es la mejor opción ante fallos de
implantación repetidos cuando se transfieren embriones a un útero y endometrio
normales.